Seguramente se sentirán identificados con lo que voy
a contarles. Muchas veces deseamos algo y creemos que si lo tuviésemos seríamos
más felices: un auto, una pareja, una casa más grande, un nuevo trabajo, un
aumento de sueldo, etc. Cuando finalmente alcanzamos eso tan deseado estamos
felices y disfrutamos el logro: nos encanta nuestro auto, hacemos mil planes
para compartir con nuestra pareja, nos sentimos cómodos en la nueva casa (¡Por
fin!), el nuevo trabajo es un desafío estimulante y con el aumento de sueldo
nos sentimos reconocidos y nos permite reorganizar nuestras finanzas.
Al cabo de un tiempo, sin embargo, esa felicidad se
desvanece y vemos que el auto, nuestra pareja, la casa nueva, el trabajo y el
aumento de sueldo ya no nos satisfacen como antes. Tratar de ser felices
cambiando las circunstancias de nuestra vida no sirve a largo plazo. ¿Por qué
ocurre esto? La culpable es aquello que los psicólogos llamamos adaptación
hedonista.
El ser humano se adapta fácilmente a los cambios
sensoriales. Por ejemplo, yo antes vivía en un barrio muy tranquilo. Cada día a
las 7:00 de la mañana escuchaba que tocaban bocina cuando venían a buscar al
hijo de mi vecino para ir al colegio. ¡Era tan irritante! Esa bocina era uno de
los primeros sonidos que escuchaba al despertarme. Ahora vivo sobre una avenida
muy concurrida, todos los días pasan ambulancias con la sirena prendida,
circulan varias líneas colectivos y los automovilistas tocan bocina como si eso
fuera a hacer que el semáforo cambiara más rápido de color. La verdad es que a
todos esos sonidos dejé de escucharlos el primer día de la mudanza, pasaron a
ser un “ruido de fondo” cotidiano. Cuando regresé de vacaciones volví a
escuchar el ruido de mi cuadra: la adaptación había desaparecido al alejarme de
esos sonidos y yo me desacostumbré a ellos.
No pasó mucho tiempo hasta que el ruido de la calle volvió a ser “ruido
de fondo”.
La adaptación hedonista sucede tanto con las cosas
buenas como con las cosas malas que nos pasan. Nos amoldamos a ellas y tras un
período de acostumbramiento, experimentamos un desplazamiento de la “normalidad”.
Esto es sorprendente, y al saberlo, podemos aprovecharlo en nuestra vida
cotidiana para sentir mayor bienestar.
Hola Malena! Tu cuñada Fer ,mi amiga,me sugirió visitar tu blog.Realmente es muy interesante y clara la explicación sobre la adaptación hedonista.Qué bueno que exista esta adaptación....de lo contrario quedaríamos inmersos en lo negativo que nos rodea.Y es verdad...me sentí identificada.Tus artículos pueden ayudar a mucha gente.Felicitaciones!
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